Garbo, el espía by Stephan Talty

Garbo, el espía by Stephan Talty

autor:Stephan Talty [Talty, Stephan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2012-07-02T16:00:00+00:00


14

CAOS

En verano y principios de otoño de 1943, los planificadores de la operación Escarapela, junto con Pujol y Harris, empezaron a sentir lo que John Masterman llamó una «ansiedad corrosiva».[1] En esos meses se hizo cada vez más evidente que habían subestimado la dificultad de alojar a los mandos y a miles de soldados en grandes campamentos y convertirlos en una fuerza de invasión, aunque fuera ficticia. Se empezaron a rebajar partidas y a reducir recursos. El 17 de junio, el Estado Mayor Conjunto de Planificación tachó la disposición por la que Escarapela podía convertirse en una invasión real si topaba con defensas débiles. A partir de ese momento el plan sería solamente una maniobra de distracción, una amenaza vacua.[2] Cuatro días más tarde, la Marina Real dijo que no podía permitir que los grandes acorazados de la clase R se utilizaran en un simulacro. ¿Qué ocurriría si las baterías costeras los hundían en el canal de la Mancha? Los alemanes obtendrían una gran victoria en el terreno de la propaganda. La idea se desechó sigilosamente.

Llegaron informes según los cuales la mayoría de los oficiales estadounidenses que tenían que participar en la invasión no sabía siquiera que existía el plan Escarapela. La marina de Estados Unidos, que tenía que suministrar barcos y personal, comunicó a los planificadores que ni siquiera podían hablar con ellos hasta dos semanas antes del día D ficticio. Ninguna de las unidades que cedieron para la campaña había recibido instrucción en operaciones anfibias y, por lo tanto, eran esencialmente inútiles. Y hasta agosto, un mes antes de iniciar Escarapela, nadie se dio cuenta de que el plan requería un gran convoy naval que partiera de la costa este de Estados Unidos para apoyar el ardid. Esa idea también hubo de descartarse. Cuando los planificadores intentaron ponerse en contacto con una de las unidades de la marina de Estados Unidos que supuestamente cruzarían el canal de la Mancha el 8 de septiembre, se encontraron con que hacía más de dos años que no estaba en su cuartel y ni siquiera pudieron localizarla a tiempo para requerir su participación.[3] El jefe de la operación también estaba perdido: «¿Sería alguien tan amable de decirme lo que tengo que decir —vociferó el general Frederick Morgan a sus subordinados—, cuándo tengo que decirlo y a quién?».[4]

Un examen más detenido de uno de los principales objetivos de Escarapela (obligar a los aviones enemigos a abandonar sus hangares) habría revelado que la Luftwaffe prefería retenerlos en espera del día D, para poder exterminar a los regimientos aliados cuando sus camiones y jeeps se atascasen en las carreteras del interior del país. Aunque los alemanes creyeran que la invasión era real, era muy posible que no apareciera ningún avión al que derribar. La información en la que se basaba Escarapela era defectuosa.

La euforia de la operación Antorcha, la invasión del norte de África, se disipaba y volvían todos los viejos prejuicios sobre el engaño. Era una pérdida de tiempo y un derroche de gasóleo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.